Se da el caso que en la mayoría de las veces, el no ser consecuentes produce grandes o no grandes, pero siempre unas consecuencias. Aunque parezca una paradoja u de otra manera algo kafkiano en esas situaciones existe una dualidad que aunque sean "ridículas" o "extrañas", las acabamos asumiendo y nos parecen de lo más normal.
Se puede aplicar la introducción a los juicios paralelos que existen en nuestra sociedad, lo estamos viendo a diario que sin más, nos erigimos jueces y sin tener parte ni arte (como se suele decir), condenamos a nuestro antojo todo aquello que nos viene en gana (arbitristas). En estos juicios con un valor subjetivo enorme, varias veces se da esta dualidad incomprensible por parte de cualquiera que ostenta el poder. Llegando a unas situaciones insostenibles por no haber sido consecuentes con sus actos.
Es muy dado en nuestros políticos esta serie de cosas, apoyados como no, por una prensa mediática en todos los casos con una inclinación de la balanza para donde convenga en ese momento dado. Si a eso añadimos a los ciudadanos de a pie alentando todo lo que se hace, esté como esté realizado, es cuando llegamos a esta situación. Entre unos y los otros, se está creando un clima de enfrentamiento tal, que hacía muchos años que no se vivía esta situación.
Dejemos a un lado nuestro lenguaje "kafkiano", nuestras "dualidades" y seamos consecuentes con lo que interesa a todos y no con lo que interesa solamente a la mitad. De esa manera, podremos tener unos jóvenes acordes a lo que representa nuestra sociedad. Seamos sus maestros de una vez por todas, siendo sus constructores podremos ver los intereses de todos bien representados.
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