Después de toda esta exposición que ha quedado suficientemente más que aclarado para la mayoría y para no extenderme mucho, qué satisfacción cuando entras en un servicio o en cualquier otro lugar en el cual puedes soltarte el cinturón, ajustarte los calzoncillos, colocarte la camisa y volver a apretarte de nuevo. Esa sensación de bienestar es tan placentera que no sé, como si un resurgir de comodidad apareciera por todo tu cuerpo, transmitiendo si quieres mucha más seguridad en tí mismo después de este pequeño aderezo.
Foto: Langosta en la lonja de Gandía (Valencia).
Foto: Langosta en la lonja de Gandía (Valencia).
4 comentarios:
Querido amigo, tu lo explicas muy bien, sales perfecto y pasado un tiempo , te despilfarras un poco, en cuanto te apañas ...te sientes mejor,pues eso es lo importante sentirse comodos no por el solo hecho de ir mas o menos areglados.
Tenomos que vivir de dentro para fuera , no de fuera para dentro.
saludos mari.
Es verdad lo que dices, de hecho a mí me han enseñado que tengo que volver a casa tal como he salido de ella, y mira que lo intento, pero no sé qué me pasa a veces que cuando vengo parece que vengo de la guerra. Será que soy mujer atípica.
Bueno.... pero a veces un poco de desarreglo también tiene su gracia ¿no crees?
Muuuuuuacks!
ps si de comida se trata está demostrado que los hombres entramos con todo!! sin excusas, miramientos ni remordimientos, y claro por lo general terminamos mas desarreglados q ellas, pero disfrutamos mássss!!!
saludos!!
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