Seamos normales

Aunque parezca una simpleza, aunque parezca una nimiedad, aunque parezca lo que os parezca, siempre he pensado todo el esfuerzo que tenemos que hacer todos los días, a lo largo de nuestra existencia, para poder ser medianamente normales. Pero antes de seguir, nos deberíamos preguntar que es ser uno normal. No me voy a ceñir en el texto de la RAE (Que se halla en su estado natural.), -tiene más acepciones- pero no es esa mi intención. De las cosas que me han sucedido y lo que he ido aprendiendo, hay una serie de conductas, mediante las cuales se debería seguir un modelo para ser medianamente normal. Pero claro, es mi parecer que no digo que sea el mejor.

Si nos movemos por las cosas cotidianas, que en definitiva son esas en las que a veces nos encontramos como pez en el agua, se puede apreciar como el anormal de turno, con lo fácil que sería, las hace complicadísimas. En algunos modos retorcidos, hasta tal punto que dejan de ser cotidianas y se convierten en algo para él, fuera de lo común. Donde está el problema, que eso poco a poco se va creando una costumbre y se van uniendo más a ella, con lo que no tenemos uno, los tales aumentan de forma alarmante.

Todas estas cosas, siempre he pensado que las hacemos nosotros mismos, la globalización y como no, nuestra sociedad consumista que nos arrastra día a día. Que nos bombardea y nos aboca sin remedio a un devorador consumismo. Siempre ha habido ricos y pobres, pero la mayoría no lo quiere aceptar. Ahí está el problema, queremos vivir los pobres como los ricos, craso erro. Así es como se pierde la normalidad y entramos en esa espiral. Pensamos que aparentado y levantando la cabeza más que nadie, nos van a ir las cosas mejor. Con lo gusto que se está cuando eres de lo mas normal, de los de andar por casa en zapatillas. En fin lo “dejaré a prao”, para que se lo coman las vacas. Antes de irme una cosita, en caso que esté la lectura algo liosilla, prometo que para la próxima me explicaré mejor.