
Después de esta pequeña exposición de unos hechos que pudieron acabar con uno de mis sentidos (gusto), paso a......, digamos de alguna manera justificar el por qué tenemos la costumbre o manía de poner siempre en la mesa los alimentos o cualquier otro líquido elemento recien ebullicionado.
Es mi entender que en la mayoría de los casos, se sirven de esta manera para que las conversaciones o cualquier otro estadio, se dilaten en el tiempo. El caso es que en algunas ocasiones se logra una efecto-causa positivo, pero es cierto que en otros casos, ayuda a mantenerse uno bien informado poniendo toda la atención a la -tele- esperando que los sólidos o líquidos tales nos resulten agradables al paladar.
Dado que no quiero hacer una tesina del tal diario, eso es todo. Saludos para tod@s y buen fin de semana.